Mi gato me bufa y no sé por qué, es una de las dudas más frecuentes entre las personas que conviven con esta especie. Los felinos tienen reputación de animales esquivos, desconfiados y amantes de la soledad. Aunque una gran parte de los gatos demuestran un gran afecto por sus familiares humanos, también es cierto que tienen un temperamento muy peculiar que debemos entender para poder darles los mejores cuidados, garantizar su bienestar y reforzar nuestra conexión.
Por qué mi gato me bufa sin motivo
Interpretar el lenguaje corporal felino no es fácil; de hecho, en ocasiones malinterpretamos señales que pueden resultarnos contradictorias. Sin embargo, hay una expresión que no deja lugar a dudas: el bufido.
Los gatos emiten este sonido como una advertencia, para indicar que desean mantener distancia respecto a algo o alguien. A diferencia de otras vocalizaciones, el bufido es una reacción instintiva ante el miedo, la sorpresa o el malestar repentino.
Puede que pienses que mi gato me bufa sin motivo, pero la realidad es que siempre hay un motivo detrás de ello. Los gatos detestan los cambios, perder el control y no tener capacidad de decisión. Estos factores, combinados con emociones intensas, pueden desencadenar esta reacción de alerta.
Sobreestimulación
La sobreestimulación es la principal causa de los bufidos de un gato hacia su dueño. El límite de tolerancia de cada gato varía, y unos minutos de caricias o un rato de juegos intensos pueden desencadenar esta respuesta.
Las caricias prolongadas en el lomo suelen ser desencadenantes de sobreestimulación en los gatos. Aunque puedan haber disfrutado inicialmente de los mimos, es posible que indiquen su deseo de que pares mediante bufidos, sobre todo si tocas zonas como la barriga, las patas y la cola.
Es crucial tomar en serio el bufido de un gato, ya que no hay bufidos durante el juego, como sí suele ocurrir con los perros y el gruñido. Cuando un gato bufa a una persona, está advirtiendo de algún nivel de estrés, miedo o conflicto y hay que parar de inmediato.
Miedo
Los gatos sienten miedo ante elementos nuevos en su entorno y pueden expresar este temor con bufidos hacia personas desconocidas, otros animales domésticos o incluso objetos inanimados. Un gato asustado puede mostrar señales como pupilas dilatadas, orejas orientadas hacia los lados o hacia atrás, pelaje erizado, espasmos, piel ondulada, espalda arqueada y una postura agazapada.
Sobresalto
El bufido es una respuesta involuntaria, un reflejo natural similar a cuando un humano grita por sorpresa o susto. Algunos gatos efectúan una especie de “bufido de sobresalto”, una reacción automática en situaciones que los toman por sorpresa, seguido de una posterior relajación.
Estrés y cambios
Los gatos valoran la rutina, los lugares conocidos y las caras familiares. Cualquier alteración en su entorno o la introducción de nuevos miembros en la familia pueden generar estrés en el felino. La visita al veterinario, por ejemplo, es una de las situaciones más difíciles para muchos animales, y estos profesionales deben lidiar con las tácticas defensivas de los gatos inducidas por el estrés, como bufidos o zarpazos.
Cosas de la edad
En el caso de gatos pequeños o muy jóvenes, es común que bufen y gruñan, especialmente durante el juego con otros gatitos, al comer o cuando interactúan con nosotros, a veces sin motivo aparente. Simplemente, están en una fase de aprendizaje.
Mi gato me bufa por necesidad de espacio
Los gatos son independientes y territoriales, y a menudo emiten bufidos para expresar su deseo de tener espacio. Si el minino busca afecto, lo buscará por sí mismo.
Evita forzar caricias o abrazos, y respeta su deseo de marcharse y alejarse cuando lo indica claramente. El proverbio “si amas algo, déjalo libre” se aplica perfectamente a estos animales. Hay que dejar que tengan su propio espacio, que se retiren a una zona de la casa que consideren suya y que jueguen con sus juguetes. Cuando deseen atención, regresarán por sí mismos.
Dolor y malestar
Si tu gato busca atención, pero responde con bufidos o gruñidos al acariciarlo o hace bufidos constantes al tocarle en una zona específica, podría ser indicador de malestar físico.
Otros signos de dolor son esconderse, disminución de la actividad, cambios en la movilidad, falta de apetito, respiración agitada, pupilas dilatadas u ojos entornados.
Diferenciar entre el bufido por dolor y por miedo basándose solo en el lenguaje corporal puede ser difícil, por lo que se recomienda programar una revisión ante cualquier cambio en el comportamiento.
Qué hacer para que tu gato deje de bufar
¿Cómo domesticar un gato que bufa? Como hemos visto, el bufido es una respuesta física a un estado emocional intenso, así que pretender que no bufe es como intentar que no bostece.
Lo que sí podemos hacer es entender las razones por las que bufa y tratar de controlar la situación en la que ocurre. Es decir, vamos a actuar sobre el entorno y no sobre el gato.
Para averiguar qué hay detrás del bufido hay que hacerse una serie de preguntas:
- ¿Qué le estaban haciendo en el momento en el que ocurrió?
- ¿Ha habido cambios en el hogar, como separación, pérdida, mudanza o nuevos miembros en la familia?
- ¿Existe tensión en el ambiente familiar?
- ¿Ha sufrido algún accidente?
Los gatos son muy sensibles y tienden a reflejar nuestras emociones, especialmente tristeza y ansiedad. Para mejorar la convivencia y reducir los bufidos, mantén un entorno estable, dale la mejor atención según sus necesidades y, si persiste, considera consultar a un veterinario o especialista en comportamiento felino.
Una vez identificada la causa, tienes que actuar para prevenir futuros bufidos. Por ejemplo, si estaba siendo molestado, es vital dejar de hacerlo y aprender a respetar al felino.
Si te encuentras en una etapa de cambios, se pueden utilizar productos con feromonas y sorprenderlo con alimentos húmedos, premios y juguetes que les gusten.
También es fundamental dedicarle un rato al día para darle cariño, atención e interactuar mediante juegos, cepillado del pelo u otro tipo de contacto que acepte.
Frente a pérdidas o separaciones, la paciencia es clave. El felino atraviesa etapas de duelo, y superarlo lleva tiempo. Con afecto y respeto, logrará recuperarse. En los tiempos difíciles, hay que tratar de relajarse, por el bien de toda la familia, incluido el gato.
Si sospechamos que puede haberse caído o golpeado, lo más recomendable es acudir al veterinario para garantizar la buena salud del felino.
Si una de tus preocupaciones es que “mi gato me bufa”, comienza por revisar el entorno en el que vive. En Hola Mascota encontrarás todo lo necesario para ofrecerle un ambiente acogedor donde pueda sentirse cómodo, protegido y feliz.