Cuidar de un gato es una experiencia gratificante y maravillosa, pero hasta el felino más amable puede cambiar su comportamiento y comenzar a atacar. Si te preguntas a ti mismo “¿por qué mi gato me ataca?”, debes saber que suele haber una razón subyacente, especialmente cuando no formaba parte de su conducta habitual.
Aunque sean independientes, los gatos son cariñosos y disfrutan siendo los reyes de la casa. Por ello debes tener en cuenta que la agresividad de un gato a sus dueños no es normal y debe resolverse de manera efectiva.
Por qué mi gato me ataca
Marcar límites
Existen varios motivos por los que un gato puede agredir y cada uno con un patrón y causas diferenciadas.
Una forma muy común es que ocurran tras las caricias. Muchos gatos las buscan e incluso pueden pedir una cantidad ilimitada de ellas, pero son estos quienes controlan cuándo las recibe y cuántas. Dependiendo del animal, puede tolerarlas hasta cierto punto, pero llegará el momento en el que se cansará y podrá agredir. Esto es más común si se le acaricia sin que lo solicite. También ocurrirá si se hace con demasiada intensidad.
En consecuencia, deberás prestar atención a su lenguaje corporal. Si quiere que sigas, se mostrará relajado, pero en caso contrario agitará la cola, dilatará las pupilas, girará las orejas hacia atrás y se tensará. Una situación similar es cuando está jugando con las manos y los pies y, al emocionarse comienza a agarrarlos y morderlos.
Miedo
Otro motivo es que el gato tenga miedo. En este caso, encogerá el cuerpo y las orejas, dilatará las pupilas y no perderá de vista lo que considere la amenaza más inminente. Si se le arrincona, entonces bufará para que te alejes, agrediéndote si no lo haces.
En otras ocasiones, puedes ser la víctima colateral si se está peleando con otro gato o huyendo. No hace falta que esté en el mismo recinto, sino que pudo haberlo visto por la ventana. No obstante, esta agresión puede redirigirse a otros gatos no implicados y provocar una relación conflictiva.
Evitar el dolor
Una causa a la que hay que prestar mucha atención es cuando la agresión es consecuencia del dolor. Este puede cambiar la conducta de un gato que siempre se ha mostrado tranquilo.
Si tu gato te ataca, piensa que puede estar sufriendo una enfermedad y ser la forma de expresar sus molestias. Si tiene artritis, es normal que padezca dolor cuando lo coges en brazos. Esto explica la agresividad en muchos gatos mayores.
En otras ocasiones, la agresión ocurrirá antes del dolor, suceda o no este. Si es así, hay acciones que el gato asociará con el dolor y agredirá para evitarlas.
Sonidos
Si tienes un bebé en casa, el gato puede comenzar a agredir, pero no por celos, sino porque le molesta su llanto agudo. Los felinos son sensibles a los sonidos agudos y pueden responder agresivamente a cualquiera de ellos, no solo al llanto de un bebé.
Apareamiento
Por último, los gatos suelen vernos como parte de su manada. Por ello, se puede dar la situación donde un gato macho intente copular con el tobillo o el brazo y agreda si se le intenta apartar.
Cómo actuar si mi gato me ataca
Consulta con un profesional
Frente a estos comportamientos, muchos dueños acuden al veterinario con consultas comunes como “mi gato me ataca sin motivo aparente”, “mi gato me ataca las piernas”, “mi gato me ataca brutalmente”, “mi gato me ha atacado brutalmente y necesita ayuda” o, simplemente, “por qué me ataca mi gato”. Se trata de una decisión acertada, pues uno de los pasos para resolver esta situación es contactar con un experto. Lo mejor es que sea un veterinario etólogo especialista en conducta felina.
Conservar la calma
Aparte, un factor necesario en el abordaje de esta situación es mantener la calma. Si gritas o respondes con violencia a la agresión, no harás más que alimentar este comportamiento, dificultando su resolución.
Es importante evitar los desencadenantes de la agresión. Esto implica tanto eliminar los estímulos nocivos como desensibilizar ante estos. En el caso de los sonidos agudos, si puede soportarlos a una intensidad menor manteniéndose relajado, se le dará un premio. De esta manera, asociará el estímulo con un beneficio. Este volumen se irá incrementando repitiendo el mismo proceso hasta que pueda soportarlo en condiciones normales.
Asimismo, existen productos, como el Kit de Adiestramiento Scat Spray que, usados en respuesta a la agresión, permite enseñar a tu mascota a comportarse adecuadamente.
Paciencia
Si el gato ataca por miedo, debes ser paciente, especialmente si el desencadenante no puede evitarse por completo. Para ello, tienes que realizar el mismo proceso de desensibilización mencionado anteriormente usando el desencadenante atenuado. Le deberás premiar cuando sea capaz de mantenerse tranquilo ante él y enseñársele respuestas alternativas.
Tu veterinario podrá recomendarte fármacos para facilitar el proceso. Una cámara, como la Cámara Ratón Inteligente, te permitirá percatarte de si existe alguna amenaza que el gato haya detectado cuando no estabas en casa o no le prestabas atención.
Tratar enfermedad
En el caso de tener una patología subyacente, se deberá tratar. Esto implica manejar al gato con cuidado si tiene artritis o no tocarle la zona dolorosa. Si recibe tratamiento para el dolor, es necesario acostumbrarlo de nuevo a las actividades que evitaba, premiándole por su esfuerzo.
Adelantarse a la agresión
Por último, en las situaciones más comunes, como una agresión tras acariciarlo o al jugar, debes aprender a reconocer los signos de la agresión. Dale espacio y permite que sea él quien dicte los límites. No insistas en acariciarle o jugar si lo rechaza.
Por otra parte, no dejes que un juego se convierta en agresión, pues en caso contrario interpretará que lo aceptas y seguirá considerándolo un juego. En ese caso, los juguetes son muy útiles: el laberinto Food Tree recompensará a tu gato mientras juega, manteniéndolo entretenido y evitando molestias por comer demasiado rápido.
Como ves, es fundamental comprender las causas de los ataques de tu gato y reaccionar de manera adecuada para solventarlos con el fin de conservar una relación armoniosa y disfrutar de su compañía. La consulta con profesionales y crear un entorno agradable desde el punto de vista felino es fundamental para la felicidad de ambos. Así, conseguirás que la próxima vez que digas “mi gato me ataca” sea porque lo hace metafóricamente con mucho cariño.